Sharabat GulaSe dispuso a dormir aquellos enormes ojos verdes
Se dispuso a dormir aquellos ojos verdes en la cueva escondida de sus anhelos y sueños truncados de
ni~a en escarpadas montañas de tediosas batallas.
En sus genes marcados con un dolor antiguo. Mitad mujer mitad naturaleza cubierta de retos muertos,
y un tigre allí en ella saltando de furia entre sus sienes delatandola, y su grandes ojos de tigre, mostrando en su futuro se~ales en el rostro que anuncia un cataclismo, parece que han pasado los siglos por la arena y han dejado en el rostro heridas afiladas, cicatrices surgidas en las sombras y ella y ella sin espejo, y los ni~os nacidos de su vientre. Ondean la bandera con se~as y el combate se limita a gestores de cuerpos destrozados y descubren de pronto un error en los números y hacen trampas al cielo en tiendas de
campan ~a. Se apago esa esperanza que encendia en su rostro auguraba un posible deseo confortado, y un nido de sonrisas creciendo entre la tierra tortuosa y desgastante que marcaba sus pasos.
Ahora se por su rostro que venció la amargura que le pudo al instinto con tanta pesadumbre, que amaneceres quemaron tus pupilas y tus ojos de tigre imponentes enormes e inquietantes no murieron. Marina.
D.R.
El tiempo ha pasado y ha hecho mella en Sharbat. Todavía es joven, ronda los 30 años, pero parece mayor, por los efectos de la dura vida que le ha tocado vivir: destierro a raíz de la invasión soviética y régimen de hierro impuesto por el gobierno talibán. En todos estos años.Cuando el fotógrafo se reunió con Sharbat, le comunicó que su imagen se había hecho famosa como símbolo del pueblo afgano. “No creo que estuviera especialmente interesada en su fama personal”, señaló el fotógrafo “pero se mostró complacida cuando le dijimos que se había convertido en un icono de la dignidad y la resistencia de su gente”. Pese a la celebridad que ha cobrado esta joven mujer de ojos tristes y poderosos, ya ha vuelto a su habitual anonimato. En Afganistán apenas ha tenido repercusión su historia pasada y recientemente rescatada del misterio. Además, ella misma ha querido refugiarse en la normalidad de su existencia, declarando que no va a conceder más entrevistas ni desea ser contactada de nuevo. Su familia se ha mudado a otra aldea en un lugar remoto de Afganistán, donde seguirá tratando, como el resto de los afganos, de vivir en paz, particularmente sus ojos, radica en que irradian dolor y resistencia, así como fuerza y belleza.
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